CARMEN ANIORTE
...Ese es el deseo de la tripulación del Enterprise y eso es precisamente lo que han pretendido dar a los seguidores los productores con esta nueva entrega de la saga. En esta ocasión todos y cada uno de «los tripulantes» -como asegura J. J. Abrams, director de la cinta- «han sido sometidos a un profundo y rejuvenecedor lifting». Aunque el director -ahora conocido por la serie «Perdidos»- asegura que él es más de «La guerra de las galaxias», el conocido lema de los personajes de «Star Trek» está más presente que nunca en esta película, algo que a buen seguro agradará a sus incondicionales. Abrams define esta undécima entrega como «una aventura verdaderamente grande acerca de dos hombres muy diferentes cuyo destino no sólo es convertirse en amigos, sino en iconos guardianes, compañeros y exploradores».
Viernes, 08-05-09
JOSÉ MANUEL CUÉLLAR
Aparece el careto tremebundo de Héctor, digo de Eric Bana, en pantalla y, a partir de ahí, un bombardeo de espectáculo sideral y terrenal llena las retinas. Lo primero que uno se pregunta es ¿qué hace Bana, un tipo serio y profundo, en esta clase de trabajos? Quizás sea un trekkie, hecho nada desdeñable aunque peligroso, o quizás es que está harto de ser el chico bueno y se ha pasado al lado oscuro. Ah, no, que eso es de otra peli, también del espacio sideral.
Hay un problema con esta clase de filmes, y es el fanatismo que han creado. Desviarse un ápice de la historia original provoca un furor parecido al uterino en todos los trekkies que, a diferencia de forofos similares, tienen escaso sentido del humor. Así que no basta con ser fiel al pie de la letra a la saga, sino que además hay que ser riguroso y, por lo tanto, un trabajo y otro, y otro (este hace el undécimo), se parecen entre sí como el primer señor Spock al último señor Spock. Gemelos.
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