Las patillas de la bestia

CRÍTICA

JORDI COSTA

Cuando Bryan Singer redefinió a los atormentados mutantes creados por Stan Lee y Jack Kirby como patulea de lánguidos posadolescentes con más pinta de invertir el tiempo en el after que en la academia del profesor Xavier, Hugh Jackman lo tuvo ciertamente fácil para convertir a su Lobezno -figura marginal, silvestre working class hero con camiseta imperio- en la presencia más inolvidable de X-Men (2000). Al parecer, Jackman se enamoró de su personaje y, con el tiempo, reprocha a la franquicia haber suavizado sus perfiles, haberle limado (en sentido figurado) las lacerantes uñas.

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