"Quiero apostar por la belleza" · ELPAÍS.com:
"ENTREVISTA James Cameron"
ROCÍO AYUSO 08/11/2009
Doce años después de arrasar con "Titanic" y de obsesionarse con el submarinismo, el director promete revolucionar el cine con "Avatar", uno de los estrenos de ciencia-ficción más esperados y caros de la historia. Por Rocío Ayuso.
Si eres capaz de hacer un chick flick (típica película sensiblera para chicas) en el que al final todos mueren y contra todo pronóstico hace todo el dinero del mundo, tienes permiso para hacer lo que quieras". Ahí está. Ése es James Cameron. El que se alzó en el escenario del Shrine Auditorium y sin una gota de modestia y con los brazos llenos de oscars dijo eso de "soy el rey del mundo". Fue su grito de victoria por el triunfo de Titanic, la película más taquillera de la historia con una recaudación que asciende a 1.800 millones de dólares y que logró 14 candidaturas al Oscar (récord sólo equiparable al de Eva al desnudo) y 11 victorias (como sólo logró Ben-Hur en 1959). Después vino el silencio. El gigante canadiense que se acerca al 1,90 de alto desapareció en las profundidades marinas. Literalmente. Tras el éxito de Titanic, el creador de otros clásicos del cine de entretenimiento como Terminator (1984), Aliens: El regreso (1986) o T2: El juicio final (1991) se fue a explorar el fondo del mar. Seis excursiones en siete años de donde surgieron documentales como Misterios del Titanic (2002). ¿Un adiós al cine? Inconcebible. Han tenido que pasar 12 años desde que surcó las pantallas con Titanic, pero Cameron está de regreso. Y su vuelta es sonada. El título: Avatar (estreno en España el 18 de diciembre). Las intenciones: llevar al espectador allí donde nunca estuvo antes. Su consigna: "Si vas a sacar a la gente de sus casas para llevarla al cine, mejor será que les muestres algo que nunca han visto". Avatar se ha convertido en la última apuesta de Cameron y de una industria como la de Hollywood, asediada por la crisis económica, la piratería y la competencia desde otras plataformas. Además de la gran esperanza blanca para vencer la pereza del espectador, cansado de ver lo mismo.
Comentarios