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Literatura / Entrevista


"Rodrigo Fresán habla de su nuevo trabajo, El fondo del cielo, al que define como 'un libro bastante extraterrestre'"

Por Antonio Díaz Oliva

Rodrigo Fresán no recuerda en qué año fue ni dónde. "Lo mío no son, las fechas", comenta desde la capital catalana donde lleva ya diez años asentado. Lo que sí recuerda es que le escuchó a Jonathan Lethem una anécdota sobre Ron L. Hubbard: el momento en que Hubbard, escritor de ciencia ficción de dudosa calidad y menospreciado por sus colegas, amenazaba, a modo de venganza, con fundar una religión y erigirse como un dios moderno. Ese momento, que con los años se ha mitificado, se considera un punto de partida para la creación de la cienciología (que hoy se conoce como la religión de los famosos).
Ese momento es uno de los tantos que aparecen en El fondo del cielo (Mondadori), la nueva novela de Fresán después de Jardines de Kensington (2003). Una historia en la que conocemos a Isaac Goldman y Ezra Leventhal, primos y fanáticos de la ciencia ficción, quienes deciden crear su propio club y quedan marcados por una chica que se hace presente una única y mágica vez en sus vidas. La historia, también, en que aparece Jeff, amigo de los pequeños Isaac y Ezra, a quien se le ocurre la idea de fundar un movimiento religioso. Eso más las típicas digresiones de Fresán, que nos llevan por la caída de las Torres Gemelas, la invasión de Irak, apariciones encubiertas de Philip K. Dick y Kurt Vonnegut, y otros destellos de ciencia ficción. Aunque, como el escritor advierte, El fondo del cielo no es una novela "de" ciencia ficción, sino una "con" ciencia ficción.

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