El género de ciencia ficción steampunk está en auge. Muchos artistas se han rendido a los fabulosos mundos de Julio Verne y H. G.Wells, la época victoriana y la retrotecnología.
Laura Sangrà Herrero
Tienen iPhones pero sueñan con máquinas de vapor.
Los steampunks (que precisamente deben su nombre al steam, vapor en inglés) viven en pleno siglo XXI ataviados como victorianos ingleses -con detalles tecnológicos, eso sí- y pensando en aquel futuro de maquinarias imposibles que imaginaron sus referentes literarios, dos precursores de la ciencia ficción: el francés Julio Verne y el británico H. G. Wells.
Auge del género
El auge del steampunk fue en los años noventa en los países anglosajones, pero actualmente está experimentando un mayor arranque.
La comunidad steampunk de España celebra hoy su segundo aniversario, y el fin de semana pasado celebró una convención en Barcelona para darlo a conocer.
Su organizadora, Lady Elizabeth, asegura que cada vez más artistas muestran influencias de este género.
Las películas 9, de Tim Burton, Adèle y el misterio de la momia, de Luc Besson, y Sherlock Holmes, de Guy Ritchie, son sólo algunas de las que últimamente han mostrado en la gran pantalla retrotecnología fantasiosa y un gusto por lo victoriano propios del steampunk, como La ciudad de los niños perdidos, cuyo vestuario fue creado por Jean Paul Gaultier.
Otro diseñador de alta costura, Alexander McQueen, llevó a la pasarela modelos inconfundiblemente steampunk que lució incluso la diva del mainstream musical, Lady Gaga.
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