Joaquín Ambía
Esta semana, los científicos del CERN nos dieron una noticia que podría haber salido de algún libro de ciencia ficción. En el experimento denominado ALPHA, lograron producir y atrapar algunos átomos de anti-hidrógeno.
No es de a gratis que nos suene a ciencia ficción, la antimateria y las antipartículas que la constituyen se inventaron de una forma totalmente especulativa. De hecho el término se inventó primero para referirse a materia que era gravitacionalmente repulsiva. Es decir, supuestamente esta materia era idéntica a la materia que conocemos, sólo que en lugar de atraerse por gravedad, se repelería… por la gravedad. Pero esta materia concebida por William Hicks en 1880 se quedó simplemente en ficción. No hay ninguna teoría seria que la prediga, ni experimento en el que se haya sugerido su existencia.
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La antimateria a la que nos referimos actualmente, fue sugerida en 1928 por uno de los más grandes físicos de todos los tiempos: Paul Dirac, quien en sus estudios teóricos de la mecánica cuántica relativista (digamos simplemente física teórica avanzada), encontró que debían existir una partículas que fueran iguales a los electrones, pero con carga eléctrica positiva… y si se encuentran con un electrón, se aniquilan los dos produciendo rayos gama muy energéticos.
La forma en que se generan los positrones, es (mire usted) por el proceso contrario al que se destruyen. Si se genera un rayo gama suficientemente energético, por un momento se genera un positrón y un electrón, pero inmediatamente se vuelven a encontrar y se aniquilan para dar lugar de nuevo al rayo gama. Este proceso está sucediendo constantemente cuando rayos cósmicos llegan a la atmósfera terrestre. Fue ahí donde Carl Anderson vio positrones por primera vez en 1932.
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