Nadie está a salvo de esta ciberguerra · ELPAÍS.com

BRISBANE, AUSTRALIA - DECEMBER 09: Demonstrators take to the streets during a rally in support of WikiLeaks founder Julian Assange on December 9, 2010 in Brisbane, Australia. Assange was remanded to a British prison today and is facing extradition to Sweden where he has been accused of raping one woman and molesting another earlier this year. (Photo by Marc Grimwade/Getty Images)


Ataques a favor y en contra de Wikileaks desestabilizan la Red - En nombre de la libertad se puede caer en la censura masiva

ROSA JIMÉNEZ CANO

El término parece propio de la ciencia ficción: ciberguerra. Pero los bandos están muy definidos. Por un lado, Wikileaks, la web que ha difundido las filtraciones de documentos secretos de EE UU, ha recibido constantes ataques que le han obligado a trasladar el servicio a nuevos servidores; por el otro, las empresas que han roto con la web sufren las iras de los numerosos partidarios de Julian Assange, el líder de Wikileaks. Como paradoja en esta guerra, los adalides de la libertad de expresión, que dicen luchar contra la censura, a su vez hacen lo posible para silenciar las páginas de empresas como Visa y MasterCard. Muchos contienen la respiración porque nadie está a salvo de las presiones políticas, pero tampoco de sufrir la ira de los internautas, que no requieren ya grandes conocimientos para participar en las refriegas.

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